UNIDAD ANTICORRUPCIÓN: DESBORDADA, DEBILITADA Y SIN RECURSOS EN PARAGUAY.

Estos fiscales tienen el deber —constitucional, legal y moral— de investigar la corrupción que pueda darse en: el Poder Ejecutivo y sus ministerios, el Legislativo, el Judicial, los entes autónomos y autárquicos como el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM), el Consejo de la Magistratura, la Contraloría, las universidades públicas, las 17 gobernaciones, más de 260 municipios y toda estructura que maneje fondos públicos.

¿Pero cómo cumplen esta tarea monumental?

Sin infraestructura adecuada.

Sin tecnología moderna.

Sin personal suficiente.

Sin capacitación continua.

Y lo más grave: sin un solo perito especializado en la Unidad de Delitos Económicos y Anticorrupción (UDEA), indispensable para el análisis técnico de las causas.

En este escenario desolador, cada año se monta el circo de la “Cumbre de Poderes”, se sacan fotos, se firman papeles, y se simula un compromiso que nunca se concreta. La corrupción se combate con acciones reales, no con discursos reciclados ni con abrazos entre cómplices.

Conocer a estos fiscales es vital. Exigirles resultados, aún más, porque sin justicia independiente, no hay República posible. El rol de la ciudadanía es claro: incidir, vigilar y exigir una administración de justicia libre de ataduras políticas y económicas.

La UDEA, enfrenta desafíos significativos en términos de recursos humanos y técnicos. Es urgente fortalecer la unidad especializada de delitos económicos y anticorrupción para enfrentar eficazmente los casos de corrupción que afectan al país.